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Supe de este libro a través del blog de Joselu. Pensé que rápidamente sería traducido y editado aquí, pues ya está. ¿Qué puedo decir? Pues que funciona. Antes de llegar al prólogo ya he encontrado 3 motivos de indignación:
Primer motivo de indignación: el libro costaba 3 euros en Francia, donde se publicó originalmente, aquí cuesta 5 euros, casi un 70% más. ¿Qué explicación tiene esto? Desconozco el libro en su edición original francesa, pero parece absurdo pensar que un texto que nace con la intención propagandística de llegar a una multitud se edite aquí en papel más caro o algo así. Éste lleva un prólogo del admirable José Luis Sampedro, quien no sé si habrá cobrado por ello, que sería lo normal… salvo quizá en un libro con la vocación que se le supone a éste. Luego está, por supuesto, el traductor, pero dudo mucho de que toda esa diferencia de dinero vaya a parar a sus manos. Me resulta indignante que aquí, donde el poder adquisitivo es menor que en Francia (costes de impresión y distribución) el editor pretenda sacar mucha tajada de ésto, o que haya cometido la tontería de dedicarle una encuadernación más lujosa a un libro de estas características. Que los lectores vayamos a indignarnos, es también negocio (¡indigno!).
Segundo motivo de indignación: en la página seis (la primera de las impresas si exceptuamos un par de páginas dedicadas al título y nombre del autor) es donde están los créditos. Hay un texto con prohibiciones que me indignan pues van en contra de la idea propagandística que supongo en el texto y en la intención del autor. Es, de nuevo, el editor, que dice prohibir esto y aquéllo, etc., de una forma que me parece indignante. (Aprovecho la ocasión para traer un dibujo mío, no muy bueno, que casualmente he dibujado en esa página sexta de la que hablo, y donde quizá, casualmente, haciendo click en la imagen, se consiga leer el texto del que hablaba. Este dibujo, como obra de arte, pertenece a mi propiedad intelectual y lo traigo aquí para compartirlo desinteresadamente, claro está.)
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(Y esto me ha recordado un tercer motivo de indignación, que es que cuando pagué este ordenador y cuando pagué el escaner con el que he reproducido mi dibujo, una pequeña parte de mi dinero fue en concepto de «canon digital» que me permitiría hacer mis copias privadas, cosa que según esa citada página seis no se contempla, o sea que nos pasa como a la del refrán de esa vieja profesión que dice «…y encima, a poner la cama».)
Ahora ya puedo empezar el prólogo.
Jajaja ALEJO, me encanta.
De acuerdo absolutamente con tus tres motivos de indignación
( muchísimo más tratándose del libro que se trata) y fantástico tu dibujo jajaja.
No hay duda, eres un provocador, pero con mucho estilo.
Un barazo
PD
Creo que, con tu permiso y si no te importa, te enlazo… Sinceramente, me alegro haber metido la pata contigo :-)
Hola María, [modo tuteo on] dices que me enlazas pero tu firma no me dirije a ninguna página.
Apenas he dedicado un momento para el prólogo pero no he tenido tiempo para atacar el libro (que es tamaño bocado), y no se si será hoy o mañana cuando le hinque el diente. Tenía algo de miedo de que esta entrada se malinterpretase como una crítica al libro, pero me alegra tu comentario porque veo que se me ha entendido.
Acabas de inventar el barazo que debe de ser un abrazo con vara, por si acaso te devuelvo otro igual.
[modo tuteo off]
jajaja Siento el barazo con B te lo cambio por un ABRAZO, como es debido.
Debo prevenirte desde ya, ALEJO, con las mil y una burradas que puedas ver escritas por mi. Verás, entre que siempre escribo a toda pastilla y que tengo una especie de dislexia, más mental que orgánica, amén de otra grave disfunción ortográfica, con la que llevo luchando toooda la vida pero contra la que ya me he dado por vencida… te ruego mil perdones.
Verás, te dejo la dirección de mi blog, por si te apetece pasarte. Me temo que no va a ser de tu gusto, pero en fin, mi casa es tu casa.
EL SACO DE MIS PENSAMIENTOS
Esta vez, sin varazos de ningún tipo :-) un abrazo grande, ALEJO
PD
No se te puede malinterpretar, lo has expresado clarísimamente, yo lo he leído y es todo muy razonable, de un sentido común aplastante, pero me temo que aún sabido o intuido por todos, salvo que nos ataque el virus de la unión, que dudo tengamos esa suerte, seguiremos estando en manos de quienes lo estamos.
Buenas noches.
Abordas la entrada desde otro prisma que también tiene sustancia y el ticket de compra con el que ilustras el post también funciona a la perfección. Pero, sinceramente Alejo, me he quedado con las ganas de ver cómo lr hincabas el diente…
La verdad es que, desde que me lo compré, yo también tenía pensado dedicar un par de líneas al libro, quizás lo haga.
Un saludo, e ¡Indígnate! tienes todo el derecho del mundo.
Corrijo, quería decir: Cómo le hincabas el diente…
Don X: ¡y lo dice usted que se atrevió a escribir sobre Thomas Bernhard antes de haber leído una línea! ¡Yo al menos llegué a la página 6 y me puse a dibujar!
Bien, en serio, he podido leer unas (pocas) páginas esta mañana en el autobús y he hecho un descubrimiento importante: de lo que he leído, todo lo venía ya sabiendo (y lo que no, pues lo sospechaba claramente), pero hasta ahora no me había sentido indignado (yo creía que sí), me había sentido cabreado. Leyéndolo he sentido euforia, y esto creo que es estar indignado. Sinceramente creo que es una obligación difundir este texto, quizá no diga nada nuevo, pero hay que hacer de esta sensación algo contagioso.
Buenas D. Alejo: Por si acaso aclaro que le trataré de usted y que las erratas son involuntarias.
a)Supongo que es un libro para convencidos
b)No me parece abusivo el precio
c)¿Su dibujo una obra de arte? hombre, eso sí que es indignante
d)¿admirable Sampedro? ¿por qué además de la longevidad?
Gracias por el post y esperamos su análisis post mortem (yo este libro, como decía el gran Jorge Luis, no lo voy a leer)
Hola Dr. allá voy:
a) ¿Para convencidos de qué?
b) Es bastante barato, pero en Francia se sacó por 3 euros, con el ánimo de difundirlo, y estoy seguro que sin perder dinero: ¿por qué debería valer aquí un setenta por ciento más?
c) Es una obra muy menor, lo reconozco, pero ya que no sirve para ninguna cosa debe de tratarse, efectivamente, de arte.
d) Cada uno debe escoger a quién admira y por qué. Hilter, Mossulnii, Fnarco, Slatin… tuvieron admiradores, incluso Belrusnoci y Anzar también los tienen. A mi Sampedro, hasta donde sé de él, me parece digno de admiración.
De nada Doc, usted se lo pierde.
¡Ah, ya lo entiendo! si habla de Hilter, Slatin,…entonces debe referirse a San Pedro, apóstol. Si, en efecto un tipo admirable, incluso la valentía de atreverse a ser cobarde. Gracias por el enlace.
Doc, seguro que pensaba usted en un Sampedro distinto. Aquél del que hablo mantiene un discurso moral impecable. Dado que me dobla edad habría necesitado yo de toda mi vida para revisar la suya a doble velocidad (que no me veo en tan Borgiano papel) así que no sé si se refiere usted a algún capítulo concreto de su vida o me está usted hablando del gato de Schrödinger.
Seguramente será que no me he explicado bien o que le he entendido mal, Sr. Alejo, pero he creido percibir cierto tono… ¿cómo denominarlo?… bernhardiano en su respuesta. Sea como sea aclaro: Cuando decía que «me he quedado con las ganas de ver cómo le hincaba el diente» me refería a que me hubiera gustado que profundizara sobre el contenido del libro en cuestión, pues me interesa su visión. Nunca pensaba en si había o no había leído el libro de principio, ni hasta qué página.
Y sí, yo me atreví a escribir sobre Thomas Bernhard antes de haber leído una línea, pero creo que me cuidé muy mucho de emitir cualquier juicio de valor sobre su obra.
Y a no ser que active nuevamente con urgencia el modo tuteo on, como con María, me rindo hoy mismo, y seguiremos de usted, hasta que usted quiera, pero yo todavía no he cumplido los cuarenta.
Pues ha conseguido indignarme. Un poquito.
Un fuerte saludo.
Don X, [tuteo on] me acordé de aquél pensamiento en voz alta sobre Bernhard que degusté en silencio (con gran placer asistí al desfile de concitados) cuando me dispuse a escribir acerca de este librito sin haber llegado nada más que a la página de los créditos. Y aún no sé si saldré del empeño con alguna dignidad (y el eco repite ahora: «dignidad, dignidad, dignidad…»)
Y efectivamente, uno hinca el diente y todo aquí sabe a dignidad. Este
libropanfleto trata de la dignidad, por eso no puede tener un título más acertado. Lo he acabado de masticar ahora mismo y creo que el mejor comentario es animar a su lectura pues se acaba en media hora. Miramos alrededor como dice el libro, y el puchero está caliente en Libia, pero el terremoto de Japón también nos deja conmocionados. La indiferencia es lo peor.La indiferencia es lo peor ciertamente. Superar ese primer estadio es necesario, primordial. Pero luego… ¿qué? Uff.
Luego, pues otro paso.
Seguro que no podemos cambiar las cosas pero sí podemos empezar a cambiarlas. En esto consiste abandonar la indiferencia.
Viene a cuento:
En un lugar en oriente, había una montaña muy alta y con su sombra tapaba la aldea. Y por ello los niños crecían raquíticos. Y una vez un viejo, el más viejo de todos, se va con una de esas cucharitas chinas de porcelana y sale de la aldea.
Y le dicen los otros:
—¿Adónde vas viejito?
—Voy a la montaña.
—¿Y a qué vas?
—Voy a mover la montaña.
—¿Y con qué las vas a mover?
—Con esta cucharita.
—¡Ja ja ja! ¡Nunca podrás!
—Sí, nunca podré, pero alguien tiene que comenzar a hacerlo.
¿Puedo? X y ALEJO…¡¡me ha encantado vuestro post!!
Buen finde…voy a dar pasitos por ahí…pienso, como vosotros.
Gracias.
Hola, te recomiendo la entrada que sobre el libro ha colgado Olmos en hikikorori.blogspot.com (creo que es hkkmr) no porque parezca estar de acuerdo conmigo sino por los comentarios
Gracias por el enlace Doc, dejaré mi opinión allí.